Cuento

 

 El venado vanidoso 

Había una vez en un bosque , vivía un venado muy hermoso, fuerte y ágil. Era el más veloz de todos. Pero tenía un defecto, y es que era muy, pero que muy vanidoso. Le encantaba presumir delante de otros animales, a los que consideraba muy inferiores a él. En uno de esos días  el venado vio a un sapo y se acercó a él para decirle:

– ¿Has visto lo ágil que soy, sapo, y lo rápido que puedo correr?

El sapo dijo:

– ¿Tú mejor que yo? No creo que sea para tanto…

–el venado respondió:  ¿Piensas que podrías ganarme en una carrera?

– Claro que sí- respondió el sapo, para sorpresa del venado.

– Está bien, pues tendrás que demostrarlo. Mañana mismo haremos una carrera. Te espero por la mañana  el la laguna del bosque…

El sapo, pensó cómo podría ganar al veloz venado, hasta que se le ocurrió una excelente idea. Fue a buscar a sus mejores amigos, Glotón ,Layo , Gordo  y les dijo:

– Escuchadme bien, necesito vuestra ayuda para dar una lección al vanidoso venado. Me retó a una carrera y demostraré que puedo ganarle. Pero no podría conseguirlo sin vosotros.

– ¿Y cómo podemos ayudarte?- dijo Glotón

– Yo soy bastante torpe corriendo- añadió Layo.

– No se preocupen, que no necesitaremos correr mucho. Cada uno de nosotros nos colocaremos en un tramo del trayecto de la carrera. Así, cada vez que el venado pregunte que dónde estoy, uno de vosotros contestará por mí y siempre le llevaremos la delantera…

– ¡Qué buena idea, Sapo!- dijo entusiasmado Gordo.

Llego el día de la carrera y así hicieron:  los amigos de Sapo se colocaron en diferentes puntos. Glotón en el primer tramo de la carrera, Layo en la mitad y Gordo en la meta.

Al día siguiente, Sapo se presentó puntual al encuentro del venado.

– Bien, veo que no te has arrepentido, Sapo- dijo el venado- Lo siento por ti, porque harás el ridículo… ¿Estás listo?

– Claro, cuando quieras- dijo tan tranquilo el Sapo.

La carrera empezó y el venado comenzó a correr como él sabía… ¡a toda velocidad! Pero cuando al cabo de un rato llamó al Sapo:

– Sapo, ¿estás ahí?

Y oyó una voz que llegaba de un poco más adelante:

– Aquí estoy, venado… a ver si me alcanzas.

El venado apretó más a pesar del cansancio, y a mitad de carrera volvió a preguntar:

– Sapo, ¿estás ahí?

– Claro, venado, pero corre, que te quedas atrás…

El venado no podía creer que el Sapo le ganara, y aunque estaba agotado, corrió aún más. Pero justo antes de llegar, vio en la meta al Sapo, descansando.

– Vamos, venado, que te estoy esperando…

– ¡Es imposible!- protestó el venado- ¡No puedes haber llegado antes!

– Pues ya me ves… y bien descansado. Lo creas o no, te he ganado.

Y el venado, avergonzado, se dio media vuelta y no volvió a presumir de sus habilidades.


 

 


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